«La vida consagrada quiere ser
signo de esperanza para una sociedad en crisis»
Entrevista
a Elías Rayón, presidente de CONFER España, en el Día de la Vida Consagrada .
El jesuita cordobés, Elías Rayón Lara (7937) preside la Conferencia Española de
Religiosos y Religiosas, la CONFER, desde hace tres años y tres meses. Es la
segunda vez que ocupa este cargo, pues ya lo hizo de 1994 a 1995. El padre
Royón ha sido provincial de la Compañía de Jesús, consejero general y asistente territorial.
-PREGUNTA: ¿Qué es la CONFER? Una definición, una
descripción
-RESPUESTA: CONFER es un organismo de derecho pontificio
constituido por los superiores y superioras mayores de los Institutos
Religiosos establecidos en España, que hayan querido inscribirse en ella. Su
misión institucional se resume en la tarea de promover y animar la vida
religiosa apostólica dentro de la misión de la Iglesia; por tanto, establecer y
fomentar la cooperación y coordinación con la Conferencia Episcopal y con cada
uno de los obispos en sus diócesis.
Para conseguir estos fines, CONFER promueve reuniones de estudio, congresos,
asambleas, jornadas, cursos de formación, publicaciones etc. Y establece
delegaciones regionales y diocesanas.
-P: En noviembre de 2013 concluye su mandato. ¿Es posible la reelección? -R:
No. No es posible; según nuestros estatutos solo pueden ser elegidos los
superiores mayores; y yo ya no lo soy.
-P:
¿Cuáles han sido hasta ahora los principales quehaceres e hitos de su
presidencia en CONFER?
-R: En realidad trabajamos en equipo con la secretaría
general y el consejo general. En el 2010 trazamos un programa con unos
objetivos con dos ejes fundamentales: la esperanza y la comunión. Dos objetivos
muy necesarios en la sociedad y en la Iglesia.
Los hemos trabajado a diversos niveles y en diferentes ámbitos. Hacia el
interior de la vida religiosa, en las asambleas generales cada año; en las
actividades de las diferentes áreas de CONFER, así como también en los
encuentros con las CONFER regionales y diocesanas que se han impulsado
bastante. También se trabaja y se construye comunión en las relaciones y en la
colaboración y participación pastoral en las diócesis.
La vida religiosa se esfuerza en anunciar a Jesucristo como esperanza para esta
sociedad inmersa en una crisis que afecta a tantos aspectos y no solo al
económico. El testimonio de los religiosos y religiosas tan cercanos a los más
desfavorecidos es una manera de llevar a cabo este anuncio. Creo que la nueva
evangelización y el Año de la Fe están invitando a la Iglesia toda, y en ella a
la vida religiosa, a una auténtica renovación y conversión. La comunión es una
tarea que exige purificación del corazón.
-P:
¿Cuáles son las razones de las reestructuraciones y unificaciones de las
provincias religiosas? ¿La más importante de ellas es la vocacional? ¿Cómo
lograr que estas unificaciones sean verdadera novedad y gracia?
-R: Evidentemente que una razón para estas
reestructuraciones es la disminución de los recursos humanos de las
congregaciones. Pero sería un error pensar que ese es el único motivo. Hoy
existe una presencia de numerosos laicos que colaboran en las Instituciones
apostólicas en «misión compartida», con muy buenos frutos. Se pueden también
hacer «reajustes» que no implican necesariamente una reestructuración. Las
congregaciones pretenden, en la situación actual, continuar prestando el mejor
servicio posible a la Iglesia y a la sociedad según sus propios carismas.
Renovar y adaptar a los nuevos tiempos su dinamismo apostólico. No se trata de
«cerrar», sino de discernir dónde hay más necesidad, dónde se puede ser más
útil, qué nuevas fronteras sociales, culturales, espirituales ... exigen la
presencia de los carismas religiosos. Yeso requiere reestructurar provincias,
comunidades, obras apostólicas.
Pero toda reestructuración lleva consigo ineludiblemente una auténtica renovación
espiritual del cuerpo de la congregación; revitalizar su vida y misión. No se
pretende una mera reestructuración organizativa. La vida religiosa y sus obras
apostólicas no son empresas que se reestructuran con métodos puramente
estratégicos. Resumiendo, podríamos decir que no nos preparamos para morir sino
para vivir dejándonos llevar del soplo del Espíritu que nos regaló como don a la Iglesia.
-P:
En medio de una gran penuria de vocaciones en Occidente y en España, ¿cómo
trabaja CONFER las vocaciones?
-R: Sí, ciertamente, hay una gran preocupación en toda la
Iglesia, por la penuria de las vocaciones sacerdotales y religiosas. Pero
debemos ser conscientes que el futuro de la vida consagrada no se juega en el
número de religiosos, sino en la radicalidad de nuestro seguimiento a Jesús;
sin embargo, es legítima y responsable la preocupación por este tema.
CONFER tiene un área dedicada a la Pastoral Juvenil y Vocacional que realiza
una gran actividad. Cuenta con un equipo de quince religiosos, religiosas y
laicos de diversas congregaciones, que organizan cada año varias jornadas de
reflexión sobre diversos aspectos de la pastoral vocacional. A algunas de estas
jornadas asisten más de 700 participantes. Tratamos principalmente de fomentar
en las congregaciones el cultivo de una cultura vocacional, y de organizar
equipos intercongregacionales en las CONFER diocesanas.
-P:
La vida consagrada en España sigue realizando una ingente labor. ¿Podría darnos
algunas cifras y los ámbitos de este servicio?
-R: En la Iglesia española existen 6.000 comunidades religiosas, que pertenecen
a unas 400 congregaciones religiosas; de las cuales 100 son masculinas y 300
femeninas. El total de religiosos son 49.000; de ellos 38.000 son religiosas, y
11.000 varones. A estos hay que añadir 11.500 religiosos y religiosas de vida
contemplativa. Los números se completan con una enumeración de los campos donde
están presentes en la evangelización de la Iglesia española: colegios,
escuelas, hospitales, residencias de ancianos, centros sociales, atención a los
más marginados, Universidad, cultura, revistas, parroquias, catequesis y
Cáritas parroquiales, espiritualidad, teología ...
-P:
¿Qué conclusiones extraer, pues, de este mosaico que nos ha trazado?
-R: Prefiero repetir palabras de los dos últimos Papas:
Juan Pablo 11: el tercer motivo para celebrar la Jornada de la Vida Consagrada:
«Hacer más viva la conciencia de los religiosos de su insustituible misión en
la Iglesia y en el mundo» (2-2-1997). Benedicto XVI: «Deseo expresar mi vivo
agradecimiento por todo lo que hacéis en la Iglesia y con la Iglesia a favor de
la evangelización y del hombre». y al final de su discurso añadió: «Las
dificultades no deben hacer olvidar que la vida consagrada tiene su origen en
el Señor, es querida por El para La edificación y la santidad de su Iglesia, y
por eso la misma Iglesia no será nunca privada de ella». (26 11- 2010).
-P:
¿Cuál es el origen y el sentido del Día de la Vida Consagrada? ¿Por qué su
celebración en la fiesta de la Presentación del Señor?
-R: La Jornada de la vida consagrada fue instituida por
el beato Juan Pablo II en el año 1997 en la fiesta de la presentación que María
y José hicieron de Jesús en el templo “para ofrecerlo al Señor”, (Lc 2, 22). La
Presentación de Jesús es un icono elocuente de la donación total que hacen los
religiosos y las religiosas llamados a reproducir en la historia, el estilo de
vida que Jesús eligió para sí: pobre, casto y obediente.
El mismo Juan Pablo II indicó tres objetivos para esta Jornada: dar gracias a
Dios por el gran don de la vida consagrada a la Iglesia, promover en el pueblo
de Dios su conocimiento y estima, y finalmente que los consagrados hagan más
viva la conciencia de su misión insustituible en la Iglesia y en el mundo.
-P:
Algunas ideas y propuestas para potenciar esta Jornada.
-R: Nos gustaría que el Pueblo de Dios participara más en
la celebración de esta jornada junto con los religiosos y las religiosas; que
en las parroquias se celebrase la eucaristía con la presencia de religiosos y
laicos.
-P:
¿Cuál es el lema de este año? Un breve comentario
-R: El lema de este año está relacionado con el Año de la
Fe. Se ha tomado precisamente de Porta fidei: «Signo vivo de la presencia de
Cristo resucitado en el mundo».
Los religiosos y religiosas, nos sentimos convocados a ser los testigos
creíbles que la Iglesia y el mundo necesitan hoy para abrir el corazón de
muchos al deseo de Dios; invitados en este Año de la Fe, a preguntarnos si
somos en nuestro mundo las huellas del amor y la bondad de Dios.
El Resucitado vivió el mundo de su tiempo; se hizo presente en una gran
diversidad de escenarios; acompañó situaciones de desolación y de fe vacilante
como en la Magdalena, de encerramiento por miedo al entorno como la comunidad
de Jerusalén, de desesperanza por el fracaso en los discípulos de Emaús, de
individualismo en la exigencia de señales para creer como Tomás ...
Todas ellas son también hoy fronteras en nuestra sociedad; a ellas se nos envía
para ser signos de la presencia del Resucitado, y hacer así más visible y más
creíble a su Iglesia.
Esa es la responsabilidad misionera de la vida religiosa, que se nutre de la
escucha atenta de la Palabra, «tratando de percibir los signos de los tiempos
en la historia actual» (PF, 15), concretando esa Palabra del Señor, como signos
de la presencia compasiva de Jesús que «pasó por el mundo haciendo el bien»
curando a todos de sus enfermedades y dolencias. (cf. Hech 10, 38; Mc 32, 34)
.•
Sem comentários:
Enviar um comentário
Nota: só um membro deste blogue pode publicar um comentário.